Esta es la tercer historia que publico de "tu vida al lado de un peludo" y la e tomado con el permiso de cuidando sus huellas, esta historia me a conmovido bastante y espero que a ustedes también les agrade.
Me esperaste hasta que llegue de vacaciones... ¿desde hace cuanto tiempo estabas enfermo? yo nunca lo supe y el resto tampoco se había dado cuenta. Después de esa tarde de tu saludo tan efusivo como siempre (y todavía de pie) ya no te pudiste levantar. Desde 1997 se acabaron tus movimientos de cola y las asomadas de ventana para ver quien estaba dentro de casa...
Eras un perro ejemplar, jamas tuve que pelear para ponerte collar, pechera o correa, te encantaba ir a pasear conmigo y cuando íbamos juntos, solo disfrutabas del trayecto hacia cualquier lugar. ¿Te acuerdas cuando te conocí? te lleve a casa porque fuiste el único que ladro y salto al verme.
Ruffo, Ruffus, Negro, Nalgon, Chiquitillo... y otros tantos nombres por los que entendías, ¡tan inteligente!, sin ningún tipo de entrenamiento o educación sabias cruzar calles transitadas sin correa ni collar a los 2 meses (¡ perdóname por exponerte tanto!, pero no te podía cargar, dos cachorros mas pequeños que tu ocupaban mis brazos... pero te compre lo necesario para ti juntando lo del dinero de mi escuela).
Cuando te decía "¡Quieto Ruffo¡" no movías ni una pestaña cuando yo iba por algo que había olvidado cuando te bañaba... ¡tus baños! ¿recuerdas los juegos que hacíamos que después de secarte te metías en mi cama y salias tratando de escapar? Mi mama se enfadaba mucho y te reclamaba, por eso corrías y te ponías detrás de mi tratando de ocultarte.
Tengo tu imagen en la playa corriendo y brincando encima cuando te decía: "Ruffo, ¿eres cobarde?" y ladrabas como si me dijeras ¡no¡ y empezaba la sesión de mordisqueos por todas las articulaciones sin que me dañaras....
Si quieren leer la historia completa pueden entrar AQUI
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